domingo, 30 de junio de 2013

Casi tres años va a hacer que no piso este mi rinconcito particular. Tres años donde me han pasado cosas muy buenas, y otras no tantas, cosas que he compartido en otros lugares de este espacio infinito que es internet, llenos de nuevas redes sociales, del aquí y el ahora, del momento....
Y esa rapidez por saborear el instante efímero que se escapa entre nuestros dedos y que capturamos en nuestro recuerdo y que dejamos patente muchas veces en la red, han hecho que poco a poco haya ido dejando la reflexión en un segundo plano, pensamientos que se traduzcen en frases célebres que leo y comparto según mi estado de ánimo. Pero aquí siempre ha perdurado este sitio, ahora lleno de polvo y viejo, a mi parecer arcaico e inservible, pero que sigue manteniendo esa intimidad, un compromiso entre lo público pero a la vez privado, porque para leerlo hay que venir. No es como ir por la calle y ver escaparates, donde se nos enseña de todo, sino es más bien como ir a casa de un amigo que te ha invitado a un café, y te deleitas mientras mantienes una interesante conversación.
He abandonado esta casa durante tres años, y ya va siendo hora de darle una reforma...